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Una guía breve sobre estándares y prácticas de tuning
11 Jul

Una guía breve sobre estándares y prácticas de tuning

La calibración de ECU, también conocida como "remapeo" o "tuning", es más popular que nunca debido a la creciente demanda de los consumidores por mejorar el rendimiento y aumentar la potencia y el par de sus vehículos.

Con el aumento de la demanda de tuning, nombres importantes de la industria se han vuelto familiares. Hemos visto cambios sin precedentes en la industria, donde las divisiones de tuning de los fabricantes de automóviles han eclipsado a la marca principal, convirtiéndose en el emblema de la compañía… ejem, AMG!

Lo mismo ocurre en el mercado de accesorios: el tuning se está convirtiendo en una práctica estándar para los entusiastas, y modificar un coche en la primera semana de propiedad es tan común como instalar tintes, nuevas llantas y otros accesorios de personalización.

Naturalmente, en un mercado impulsado por la búsqueda de potencia y rendimiento, la competitividad prevalece, y siempre hay una carrera por ser el más rápido, el más veloz y el más potente. Debido a esto, ha surgido la falsa idea de que el tuning es un "deporte competitivo", y que dos tuners pueden enfrentarse para sacar la mayor potencia posible de un coche o plataforma determinada.

Este malentendido del tuning se debe claramente a una falta de comprensión sobre lo que realmente se busca con el tuning, junto con un desconocimiento de la ingeniería de materiales, la longevidad y fiabilidad, y, lo más importante, la tolerancia del equipo.

La realidad es que el tuning para coches de calle busca desbloquear la potencia que la fábrica ha dejado de lado, por diversas razones. Los fabricantes suelen reducir la potencia de los motores por motivos de marketing, para que haya claras segmentaciones de modelos en la línea de productos. Otras razones para detonar un motor incluyen el cumplimiento del mercado, la competencia, la terminación de un programa o plataforma, etc.

Esto no debe confundirse con el tuning de carreras, donde se quiere que un motor saque hasta el último bit de potencia para una carrera de 50 vueltas, o una carrera de 10 segundos, porque se busca un trofeo o premio que excede el valor del coche mismo.

Los tuners de coches de calle pueden desbloquear de manera segura una cantidad significativa de potencia, manteniendo al mismo tiempo los intervalos de servicio recomendados de fábrica y la longevidad y expectativa de vida del motor similares a las de fábrica.

Sin embargo, hay un punto en el que el tuner debe detenerse: cuando determina que la tolerancia del hardware será superada, y que el motor no durará mucho si se exceden estos límites. Estos límites se determinan mediante la experiencia, el cálculo, innumerables horas de desmontaje de motores y estudio de sus componentes, y, lo más importante, pruebas. Los tuners de renombre completan una enorme cantidad de pruebas para determinar los límites reales del hardware.

Cabe decir que tales pruebas para desgastar motores no son baratas, y por lo tanto, un tuning correctamente probado por una empresa de alto prestigio no será barato, ya que lleva un coste significativo de investigación y desarrollo. Además, una empresa de tuning responsable siempre desarrollará tunes en un dinamómetro con mulas de prueba y tendrá una gran cantidad de desarrollo previo al marketing.

A medida que más técnicos aspiran a convertirse en tuners y en ingenieros de software del motor, se ha abierto todo un campo de oportunidades para aquellos que tienen el conocimiento técnico y la pasión por aprender. Mientras tanto, en paralelo, más empresas han reconocido la alta demanda de esta industria y han desarrollado herramientas universales que tienen la capacidad de acceder y modificar sistemas de gestión del motor.

Desafortunadamente, este acceso no regulado ha permitido a muchos cantamañanas autoproclamados "tuners" hacerse pasar por ingenieros conocedores, que han comenzado a vender sus servicios, afirmando conseguir mucha más potencia que los mismísimos líderes de la industria. Es fácil ver por qué, ya que estos "tuners" autodidactas no comprenden la diferencia entre el tuning de coches de carreras y el tuning de coches de calle.

Esta falta de moderación podría destrozar el coche del cliente en unos pocos miles de kilómetros. Para los entusiastas que también planean usar su vehículo diariamente, o tienen planes de venderlo eventualmente, esto podría ser financieramente devastador. Un tuner o centro de diagnóstico de renombre nunca excederá los niveles de tolerancia del vehículo a menos que el cliente esté dispuesto a asumir ese riesgo financiero y entienda las consecuencias que puede tener modificar un vehículo para propósitos de carrera.

En resumen, cuando alguien opera desde su cocina afirmando hacer significativamente más potencia que los líderes de la industria que llevan décadas haciendo esto, siempre acércate a ellos con escepticismo; o no tienen idea de lo que están haciendo, o están intentando tunear tu coche de calle como si fuera un coche de carreras, sin considerar los niveles de tolerancia de fábrica.

Los clientes de tuning siempre deben hacer su debida diligencia y pedir hojas de dinamómetro con ganancias comprobadas y preguntar cuántos vehículos han tuneado con esas cifras, y cuántos de ellos siguen en la carretera.

Solo porque puedas hacer más potencia, no significa que debas hacerlo.

Cuando se trata de maximizar las ganancias, un poco de sentido común te lleva más lejos, y los tuners profesionales saben cuándo detenerse.

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